Érase una vez en una isla vivían todas las cualidades humanas: la Felicidad,la Tristeza, el Conocimiento, el Amor...Un día la isla comenzó a hundirse y todas las cualidades se apresuraron a tomar sus botes, excepto una de ellas: el Amor, que intentaba salvar a la isla con todas sus fuerzas.
Cuando la isla ya estaba hundida casi por completa, el Amor decidió pedir ayuda. La Riqueza pasó por su lado capitaneando un gran bote, pero no atendió a las súplicas del Amor, porque ya cargaba con suficiente peso en lingotes de oro. La Vanidad iba en su hermosos bote y no quería ensuciarse ni mojarse para ayudar al Amor, y la Tristeza también le negó su ayuda, declarando que necesitaba estar a solas. Ni siquiera la Felicidad oyó su llamada pero estaba tan ensimismada que estaba en su propia alegría... De pronto, apareció un anciano que , sin decir nada, le tendió la mano y lo subió en su bota. El Amor se sintió tan afortunado y agradecido que olvidó preguntarle el nombre a su salvador. Una vez en tierra firme se encontró con el Conocimiento y le preguntó si sabia quién era aquel anciano, a lo que éste respondió: "Era el tiempo". ¿El Tiempo? ¿Y Porqué el tiempo me ayudó?, preguntó sorprendido el amor. El Conocimiento sonrió y le respondió con su natural sabiduría: "Porque solamente el Tiempo es capaz de entender cuán grande es el AMOR...
Vanesa Gil
Autora de Des-cubriéndonos
