ARCENGEL RAFAEL
Son tiempos de pruebas, pruebas de nuestra fe, pruebas de esperanza, pruebas de aceptación, pruebas de ejemplo.....
Díficiles de atravesar, pero al salir de ellas estamos fortalecidos, mas integros, mas seguros.....
" La libertad comienza cuando te das cuenta
de que no eres «el pensador».
En el momento en que empiezas a observar al pensador,
se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino
de inteligencia más allá del pensamiento,
y de que el pensamiento
sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas
verdaderamente importantes
—la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interna—
surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.
La enfermedad es parte de tu situación de vida y, como tal, tiene un pasado y un futuro. Pero el pasado y el futuro formarán un continuo ininterrumpido, a menos que actives el poder redentor del ahora mediante tu presencia consciente. Como sabes, bajo los diversos estados que conforman tu situación de vida, que existen en el tiempo, hay algo más profundo y esencial: tu Vida, tu Ser en el ahora intemporal.
Como en el ahora no hay problemas, tampoco hay enfermedades. Creyendo en la etiqueta que alguien adhiere a tu malestar, le das fuerza, prolongas la enfermedad y creas una realidad aparentemente sólida de lo que sólo era un desequilibrio temporal. Le das realidad y solidez, y una continuidad en el tiempo que antes no tenía.
CENTRÁNDOTE EN ESTE INSTANTE y evitando etiquetar la enfermedad mentalmente, ésta queda reducida a uno o varios de los siguientes factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Y eso es a lo que te rindes ahora, y no a la idea de que estás «enfermo».
Permite que el sufrimiento te obligue a estar en el momento presente, en un estado de intensa presencia consciente. Usa la enfermedad para iluminarte.
La rendición no transforma lo que es, al menos no directamente. La rendición te transforma a ti. Cuando tú te transformas, todo tu mundo se transforma, porque el mundo sólo es un reflejo.
La enfermedad no es un problema. Mientras la mente egotista tenga el control, el problema eres tú.
CUANDO ESTÉS ENFERMO O INCAPACITADO, no te sientas fracasado, no te sientas culpable. No culpes a la vida por haberte tratado injustamente, pero tampoco te culpes a ti mismo. Todo eso son resistencias.
Si tienes una enfermedad grave, úsala para iluminarte. Cualquier cosa «mala» que te pase en la vida, úsala para iluminarte.
Retira tiempo de la enfermedad. No le des ningún pasado ni ningún futuro. Deja que te obligue a estar intensamente presente en la conciencia del momento y observa qué ocurre.
Conviértete en un alquimista: transmuta el metal inferior en oro, el sufrimiento en conciencia, el desastre en iluminación.
¿Estás muy enfermo y te sientes enfadado por lo que acabo de decir? Entonces está claro que te has identificado con la enfermedad y que ahora estás protegiendo tu identidad, además de proteger la enfermedad.
La condición que denominamos «enfermedad» no tiene nada que ver con tu ser real.
Cuando te ocurra un desastre o algo vaya muy «mal» —enfermedades, incapacidad, pérdida del hogar, de la fortuna o de la identidad social, la ruptura de una relación íntima, la muerte o el sufrimiento de un ser querido, o la inminencia de tu propia muerte— has de saber que esa situación también tiene otro aspecto y que estás a solo un paso de algo increíble: una transmutación alquímica completa del metal inferior del dolor y el sufrimiento en oro. Ese paso se llama rendición.
No quiero decir que te sentirás feliz en esa situación. No será así. Pero el miedo y la pena se transmutarán en una paz interna y una serenidad que vienen de un lugar muy profundo: del No Manifestado mismo. Es la «paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento». Comparada con ella, la felicidad es algo bastante superficial.
Junto con esta paz radiante llega la comprensión —no a nivel mental, sino al nivel profundo del Ser— de que eres indestructible, inmortal. No se trata de una creencia. Es una certeza absoluta que no necesita pruebas externas ni comprobaciones ulteriores.
LA TRANSFORMACIÓN DEL SUFRIMIENTO EN PAZ
En algunas situaciones extremas puede que te resulte imposible aceptar el ahora. Pero la rendición siempre te ofrece una segunda oportunidad.
La intensidad del sufrimiento no disminuye cuando lo haces inconsciente. Cuando niegas el dolor emocional, lo que haces o piensas, e incluso tus relaciones, todo queda contaminado por él. Lo emites, por así decirlo, pues es la energía que emana de ti, y los demás lo notarán subliminalmente.
Mantente alerta, sigue estando presente, presente con todo tu ser, con cada célula de tu cuerpo. Al hacerlo, estás llevando una luz a esa oscuridad: ésa es la llama de tu conciencia."
Extracto del libro:"PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA" de ECKHART TOLLE